El secreto geométrico del Hombre de Vitruvio: un triángulo oculto que resuelve un misterio de 500 años
Foto de Aristal/Pixabay
Durante más de quinientos años, el Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci ha sido una de las imágenes más influyentes y enigmáticas del arte y la ciencia occidental. Concebido hacia 1490, este dibujo representa una figura masculina desnuda superpuesta en dos posiciones, inscrita simultáneamente dentro de un cuadrado y un círculo. El propósito de la obra, según los ideales renacentistas de armonía, proporción y perfección, era mostrar cómo el cuerpo humano podía servir como modelo de simetría matemática y arquitectura divina. Sin embargo, el método exacto con el que Leonardo logró esta composición perfecta ha sido objeto de conjeturas y debates durante siglos.
Recientemente, una revelación inesperada ha arrojado nueva luz sobre este enigma. Lejos del entorno académico tradicional, el descubrimiento provino de Rory Mac Sweeney, un odontólogo británico con pasión por la geometría y la historia del arte. Su hallazgo sugiere que la solución al misterio del Hombre de Vitruvio ha estado siempre a la vista, oculta en las propias notas manuscritas de Leonardo que acompañan al dibujo. Con la ayuda de instrumentos básicos como un compás y un transportador, y una lectura meticulosa de los textos originales, Sweeney identificó una estructura fundamental que articula toda la composición: un triángulo equilátero inscrito entre las piernas de la figura.
Este triángulo no es una invención arbitraria. Se trata de una forma reconocida en odontología como el Triángulo de Bonwill, nombrado así por el dentista estadounidense William Bonwill, quien lo definió en 1864 como una estructura anatómica compuesta por tres puntos clave en la mandíbula humana. Con lados de aproximadamente 10 centímetros, el triángulo se forma al unir los dos cóndilos mandibulares (donde la mandíbula se articula con el cráneo) con el punto medio entre los incisivos inferiores. Esta figura representa una proporción ideal en la mecánica de la mandíbula humana y ha sido fundamental para la odontología moderna. Lo sorprendente es que Leonardo, siglos antes de Bonwill, ya había insinuado su conocimiento de esta estructura geométrica.
En sus anotaciones alrededor del dibujo del Hombre de Vitruvio, da Vinci escribió: "el espacio entre las piernas será un triángulo equilátero". Durante generaciones, esta frase fue desestimada como una guía compositiva sin mayor implicación. Sin embargo, para Sweeney, se trata de una declaración literal y central para comprender el diseño de la figura. Esta forma, que se repite en la naturaleza, constituye la base sobre la cual Leonardo habría organizado las proporciones del cuerpo humano dentro de las formas geométricas del círculo y el cuadrado.
Este descubrimiento tiene implicaciones significativas. Primero, valida la noción de que Leonardo no solo ilustró las ideas del arquitecto romano Marco Vitruvio Polión, quien describió las proporciones ideales del cuerpo humano como base del diseño arquitectónico, sino que fue más allá, resolviendo geométricamente cómo esas proporciones podían trasladarse con exactitud a un sistema visual. Segundo, demuestra que da Vinci poseía un entendimiento anatómico y matemático que anticipaba por siglos a la ciencia moderna. Su conocimiento no era producto del azar, sino de una investigación rigurosa del cuerpo humano y su correspondencia con los principios del universo.
El hallazgo de Sweeney refuerza la idea de que el Hombre de Vitruvio no es simplemente una obra artística, sino una representación codificada del orden natural. En un momento histórico en que la humanidad redescubría los textos clásicos y buscaba reconciliar ciencia, arte y filosofía, Leonardo logró encapsular en una sola imagen la esencia del Renacimiento: la creencia en un cosmos regido por leyes matemáticas universales, reflejadas también en la anatomía humana.
En este contexto, el dibujo se transforma en una tesis visual sobre la correspondencia entre el microcosmos (el ser humano) y el macrocosmos (el universo). Leonardo, obsesionado con la anatomía y con la idea de que la belleza y la proporción eran principios naturales, utilizó este diseño como una declaración simbólica y científica. Con su obsesiva disección de cuerpos, su estudio de geometría y su ferviente búsqueda de patrones naturales, da Vinci plasmó en el Hombre de Vitruvio su convicción de que el cuerpo humano es una manifestación armónica del cosmos.
Más allá de su dimensión estética, esta obra continúa siendo objeto de estudio e inspiración en disciplinas que van desde la medicina hasta la arquitectura y la filosofía. En la actualidad, donde se desarrollan modelos computacionales avanzados para emular la perfección del cuerpo humano y la inteligencia artificial busca replicar las funciones orgánicas, el mensaje del Hombre de Vitruvio sigue vigente: la comprensión del cuerpo humano, en toda su complejidad geométrica y funcional, es clave para entender el mundo que habitamos.
Este nuevo hallazgo, publicado en la revista Journal of Mathematics and the Arts, reabre el debate sobre la profundidad científica de las obras de Leonardo. Si el triángulo de Bonwill fue anticipado por da Vinci en el siglo XV, ¿qué otros conocimientos se ocultan aún entre los trazos de sus manuscritos? ¿Cuántos secretos quedan por descifrar de uno de los pensadores más complejos y brillantes de la historia?
El Hombre de Vitruvio, entonces, es mucho más que una ilustración célebre. Es una síntesis entre cuerpo, mente y universo. Y como ha demostrado el trabajo de Rory Mac Sweeney, aún tiene mucho que revelar.
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Fuente ⬇️
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/dentista-resuelve-gran-misterio-hombre-vitruvio-leonardo-da-vinci-tras-500-anos-solucion-ha-estado-oculta-a-simple-vista_24054