China y la revolución silenciosa de los chips cerebrales: avances, implicaciones y liderazgo en neurotecnología
Foto de David_SMC/Pixabay
En la carrera por integrar la inteligencia artificial al cuerpo humano, los implantes cerebrales —hasta hace poco confinados a los márgenes de la ciencia ficción— se están convirtiendo en una realidad médica tangible. Si bien el foco mediático ha estado centrado en empresas como Neuralink, la iniciativa de Elon Musk, China ha comenzado a tomar una posición protagónica en esta área, con desarrollos propios que apuntan no solo a competir con Occidente, sino a reconfigurar el liderazgo global en neurotecnología. A través de una combinación de inversión gubernamental, talento académico y un ecosistema industrial ágil, el país asiático está desarrollando interfaces cerebro-computadora (BCI) que ya están impactando la vida de personas con parálisis severa.
Tecnología mínimamente invasiva al servicio de la funcionalidad
Uno de los proyectos más representativos del enfoque chino es el dispositivo NEO, una interfaz BCI desarrollada por investigadores de la Universidad de Tsinghua en colaboración con la empresa emergente StairMed, con sede en Shanghái. A diferencia de otras tecnologías que requieren perforaciones profundas en el cráneo para alcanzar la corteza cerebral, el sistema NEO se basa en sondas que se instalan sobre la duramadre, la membrana protectora que recubre el encéfalo, lo que lo convierte en un procedimiento quirúrgicamente menos riesgoso y más escalable.
En lugar de acceder directamente a neuronas individuales, el dispositivo capta señales neuronales generales suficientes para realizar tareas motoras simples. Con el entrenamiento adecuado y el uso de guantes neumáticos, los pacientes han logrado recuperar la capacidad de sujetar objetos, alimentarse y realizar otras acciones básicas que su parálisis les había arrebatado. En solo dos años, más de 20 personas han recibido este implante, con resultados positivos sostenidos y escasas complicaciones. El balance entre seguridad, durabilidad y funcionalidad ha sido clave en su éxito.
Más allá del movimiento: comunicación mental y decodificación del lenguaje
El alcance de las investigaciones chinas no se limita a la rehabilitación motora. En diciembre de 2024, neurocirujanos en Shanghái realizaron una intervención en una paciente con epilepsia y un tumor cerebral que afectaba su capacidad de comunicación verbal. Gracias a un implante desarrollado por la empresa NeuroXess, la paciente logró comunicarse en mandarín en tiempo real, traduciendo señales neuronales en palabras con una velocidad de 50 palabras por minuto. Aunque aún lejos del ritmo natural de conversación (aproximadamente 150 palabras por minuto), este avance representa el primer decodificador neuronal en mandarín operativo en tiempo real, lo cual tiene profundas implicaciones para poblaciones de habla no inglesa, usualmente excluidas de los desarrollos tecnológicos iniciales.
El mismo dispositivo también ha demostrado ser útil en el control de aplicaciones móviles y sillas de ruedas, ampliando las posibilidades de autonomía para personas con discapacidades motoras severas. La integración entre lectura neuronal, interpretación semántica y ejecución mecánica demuestra el potencial transformador de estas tecnologías en múltiples dimensiones de la vida humana.
Chips neuromórficos: la clave de la miniaturización y eficiencia
Una de las diferencias más destacadas entre los dispositivos chinos y sus equivalentes occidentales radica en el uso de chips neuromórficos, una tecnología emergente que replica el funcionamiento del cerebro en el procesamiento de datos. A diferencia de los chips tradicionales de silicio, estos circuitos imitan el modo en que las neuronas y sinapsis procesan la información, permitiendo una operación más eficiente y menos dependiente del consumo energético. Según lo publicado en Nature Electronics, este diseño permite que los chips sean más pequeños, más rápidos y autónomos, y puedan integrarse directamente en las sondas implantadas en el paciente.
La eficiencia energética de los chips neuromórficos es especialmente relevante para la próxima generación de dispositivos implantables, donde el tamaño reducido, la baja generación de calor y la capacidad de procesamiento local son factores decisivos para su adopción a largo plazo. Esta arquitectura también abre posibilidades para sistemas de BCI más complejos que puedan operar de forma continua sin necesidad de recargas frecuentes ni interferencias externas.
El ecosistema que impulsa la innovación
El auge de las neurotecnologías en China no puede entenderse sin considerar su contexto institucional. A diferencia de los modelos centrados en empresas privadas predominantes en Estados Unidos, China ha apostado por un enfoque mixto en el que el gobierno, la academia y la industria trabajan en sinergia. El Estado ha identificado a las interfaces cerebro-computadora como un sector estratégico dentro de su agenda de innovación tecnológica, destinando fondos significativos a proyectos de investigación, infraestructura médica y capacitación profesional.
Además, el país cuenta con una población vasta y una infraestructura hospitalaria altamente organizada, lo que facilita la realización de ensayos clínicos a gran escala y con resultados estadísticamente robustos. Las universidades más importantes, como Tsinghua y la Universidad de Shanghái, han incorporado programas específicos en neuroingeniería, formando una nueva generación de científicos y tecnólogos con fuerte compromiso social y orientación aplicada.
Desafíos pendientes y perspectivas éticas
Aunque los resultados preliminares son prometedores, es importante señalar que gran parte de los estudios aún no han sido revisados por pares, y su validación internacional requiere mayor transparencia metodológica y replicabilidad de los datos. Asimismo, como toda tecnología que interactúa directamente con el cerebro humano, los sistemas BCI plantean interrogantes profundos en términos éticos y filosóficos: ¿Quién controla la información neuronal? ¿Cómo se protege la privacidad cognitiva? ¿Qué papel jugarán estas tecnologías en contextos no médicos, como la educación, el entretenimiento o incluso la vigilancia?
En este sentido, el liderazgo chino en neurotecnología representa tanto una oportunidad como un reto global. Si se gestionan con responsabilidad, estos desarrollos podrían mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo. Pero también es necesario establecer marcos éticos y legales internacionales que acompañen el avance tecnológico con una perspectiva centrada en los derechos humanos.
China está consolidándose como uno de los actores más relevantes en el campo de los implantes cerebrales y las interfaces cerebro-computadora. A través de dispositivos innovadores como NEO y avances en decodificación del lenguaje en tiempo real, el país está demostrando que la neurotecnología no es exclusiva de Silicon Valley. Con el apoyo de un ecosistema robusto, talento joven y una visión estratégica, China está impulsando una revolución silenciosa que podría definir el futuro de la relación entre el cerebro humano y la inteligencia artificial.
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Referencias ⬇️
Nature Electronics - Chips neuromórficos
https://www.nature.com/articles/s41928-025-01340-2
MedRxiv - Ensayos clínicos en BCIs
https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2025.06.19.25329797v3
Nature Neuroscience - Interfaces y lenguaje
https://www.nature.com/articles/s41593-025-01905-6