Descubren más de 450 moléculas que reactivan la regeneración neuronal: un nuevo horizonte para la medicina del cerebro y la médula espinal

Foto de Geralt/Pixabay

En el ámbito de la medicina regenerativa, un descubrimiento reciente podría representar un cambio de paradigma en el tratamiento de las lesiones neurológicas más devastadoras. Un equipo de científicos del Instituto Weizmann de Ciencias, en colaboración con investigadores internacionales, ha identificado más de 450 moléculas de ARN no codificantes, conocidas como B2-SINE, que han demostrado una capacidad sin precedentes para estimular la regeneración de neuronas tanto en el sistema nervioso periférico como en el sistema nervioso central, incluyendo el cerebro y la médula espinal.

Este hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Cell, representa un avance de gran relevancia científica y médica, al poner sobre la mesa un mecanismo biológico que podría, por primera vez, permitir la recuperación funcional en casos de ictus, lesiones medulares y enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), condiciones hasta ahora consideradas irreversible o de tratamiento extremadamente limitado.

Un nuevo actor en la regeneración: los ARN no codificantes B2-SINE

Los ARN no codificantes son secuencias genéticas que, a diferencia de los ARN mensajeros tradicionales, no sirven como instrucciones para fabricar proteínas. Durante mucho tiempo, estas secuencias fueron catalogadas como “ADN basura”, sin función fisiológica clara. Sin embargo, investigaciones recientes han comenzado a demostrar su importancia en funciones regulatorias complejas dentro de la célula. El presente estudio liderado por el Dr. Michael Fainzilber y el Dr. Eitan Erez Zahavi lleva este campo un paso más allá, al demostrar que ciertas secuencias de ARN no codificante juegan un papel directo en la recuperación neuronal tras una lesión.

El equipo identificó más de 450 secuencias B2-SINE activadas específicamente tras un daño nervioso en ratones. Estas secuencias actúan como un puente molecular entre los ribosomas (responsables de producir proteínas) y los mensajeros celulares que contienen las instrucciones para sintetizar factores de crecimiento neuronal. Esta interacción física incrementa significativamente la eficiencia con la que las neuronas lesionadas generan nuevas proteínas regenerativas, acelerando así su recuperación estructural y funcional.

Más allá de los nervios periféricos: restaurar el sistema nervioso central

Si bien se sabía que los nervios periféricos poseen cierta capacidad de regeneración, el sistema nervioso central —en particular el cerebro y la médula espinal— ha sido históricamente considerado incapaz de regenerarse tras un daño severo. La innovación clave de este estudio radica en que al inducir artificialmente la expresión de B2-SINE en neuronas del sistema nervioso central de ratones, se observó una respuesta regenerativa notable.

En modelos experimentales, esta activación permitió acelerar la regeneración en neuronas retinianas, así como en la corteza motora cerebral, responsable del control del movimiento. Estos resultados no solo desafían el dogma de la irreversibilidad del daño cerebral, sino que abren una posible vía terapéutica que aprovecha mecanismos biológicos ya presentes en el organismo.

Desarrollo de una terapia experimental

Inspirados por los resultados moleculares, los científicos han comenzado a diseñar una terapia basada en moléculas pequeñas que puedan imitar la acción de las B2-SINE. El objetivo es mantener unidos, dentro de la neurona lesionada, a los ribosomas y los mensajeros celulares, promoviendo así la producción eficiente de proteínas regenerativas cerca del cuerpo celular. Esta técnica se está desarrollando en conjunto con la Unidad Bina de investigación traslacional del Instituto Weizmann, enfocada en llevar hallazgos de laboratorio hacia posibles aplicaciones clínicas.

Esta estrategia promete acelerar la recuperación funcional en neuropatías periféricas, como la causada por la diabetes, al tiempo que podría ser adaptada para condiciones más severas del sistema nervioso central.

¿Podría funcionar en humanos?

En los humanos, el equivalente funcional a los B2-SINE de ratón se encuentra en una familia de secuencias conocidas como elementos Alu, que representan más del 10 % del genoma humano. Aunque su función hasta ahora había sido poco comprendida, estudios previos demostraron que estos elementos pueden interactuar con ribosomas y ARN mensajeros, de manera similar a lo observado en el presente estudio.

Actualmente, el equipo de investigación colabora con instituciones de primer nivel como la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), la Universidad Hebrea de Jerusalén, la Universidad de Tel Aviv y el Centro Médico Sheba, para analizar si los elementos Alu pueden desempeñar una función análoga en la regeneración neuronal humana. Asimismo, se están llevando a cabo estudios relacionados con la recuperación post-ictus y el posible papel de estas moléculas en enfermedades como la ELA, en colaboración con la Universidad de California en San Diego y Harvard Medical School.

El camino a la clínica: largo pero prometedor

El Dr. Fainzilber advierte que, aunque el descubrimiento representa un avance sustancial, todavía quedan años de investigación y pruebas por delante antes de que estas terapias puedan aplicarse de forma segura en humanos. Uno de los principales desafíos es garantizar que el estímulo de crecimiento celular no genere efectos secundarios indeseados, como el desarrollo de tumores. Sin embargo, la identificación de este nuevo mecanismo de regeneración abre una vía de exploración completamente nueva en neurociencia y biotecnología médica.

Estamos ante una posible revolución terapéutica. Si logramos activar estos mecanismos con precisión, podríamos cambiar el curso de enfermedades que hoy consideramos terminales”, afirma Fainzilber.

Este avance nos recuerda que el genoma humano aún guarda secretos poderosos, y que muchos de ellos podrían representar la clave para curar enfermedades que durante siglos han sido consideradas incurables. El descubrimiento de la función regenerativa de los ARN B2-SINE, y su potencial equivalente en humanos, es un testimonio del poder de la biología molecular para reescribir las reglas de la medicina.


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Referencia científica: Cell Journal - Volumen completo del estudio
➡️ https://www.cell.com/cell/fulltext/S0092-8674(25)00498-2?_returnURL=https%3A%2F%2Flinkinghub.elsevier.com%2Fretrieve%2Fpii%2FS0092867425004982%3Fshowall%3Dtrue

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