Superalimento biotecnológico para abejas: una innovación de Oxford que redefine la nutrición apícola y la conservación de los polinizadores
Ilustración generada con Inteligencia Artificial ChatGPT
La progresiva disminución de las poblaciones de abejas constituye uno de los mayores desafíos ecológicos y agrícolas de la actualidad. Estos insectos, esenciales para la polinización del 75 % de los cultivos alimentarios mundiales, enfrentan un colapso gradual impulsado por factores sinérgicos: intensificación agrícola, pérdida de biodiversidad floral, uso extensivo de pesticidas y alteraciones climáticas que perturban los ciclos de floración. En este contexto, un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford ha desarrollado un alimento biotecnológico capaz de sostener la cría de las abejas incluso en ausencia de polen, ofreciendo una solución potencialmente revolucionaria para la apicultura y la seguridad alimentaria global.
Publicada en Nature (Wright et al., 2025), esta investigación combina biología sintética, nutrición de precisión y ecología aplicada, proporcionando evidencia experimental de que la suplementación con compuestos lipídicos específicos puede restablecer la capacidad reproductiva de las colonias en periodos críticos.
Crisis nutricional y biología de los esteroles en las abejas
La supervivencia de una colmena depende del equilibrio nutricional obtenido a partir del polen, fuente principal de proteínas, lípidos, vitaminas y esteroles vegetales. Durante los llamados periodos de escasez de polen —frecuentes en regiones de monocultivo o en estaciones de baja floración—, las abejas obreras adultas pueden mantenerse vivas mediante jarabes o piensos comerciales, pero la cría (brood) se detiene casi por completo. Esta interrupción compromete la regeneración demográfica de la colonia y, por ende, su viabilidad ecológica.
El estudio de Oxford identificó la causa bioquímica de este fenómeno: la ausencia de esteroles esenciales, compuestos lipídicos imprescindibles para el desarrollo de las abejas jóvenes. A diferencia de los vertebrados, las abejas no poseen las rutas metabólicas necesarias para sintetizar o modificar estos compuestos, por lo que dependen de su ingesta directa a través del polen.
Entre los seis esteroles identificados como vitales destacan el 24-metilene-colesterol, que representa cerca del 66 % del perfil lipídico de las pupas, junto con β-sitosterol, desmosterol, isofucosterol, campesterol y colesterol. Estos compuestos intervienen en la formación de membranas celulares, la regulación hormonal y la diferenciación de tejidos durante la metamorfosis larval.
Desarrollo biotecnológico: levadura modificada como fuente lipídica
La producción de estos seis esteroles en cantidades suficientes mediante fuentes vegetales naturales es limitada y económicamente inviable. Ante esta restricción, el equipo liderado por la profesora Geraldine Wright optó por una estrategia de ingeniería metabólica. Empleando herramientas de edición genética basadas en CRISPR-Cas9, reprogramaron la levadura oleaginosa Yarrowia lipolytica, ampliamente utilizada en biotecnología industrial por su capacidad para acumular lípidos, con el fin de inducir la biosíntesis controlada de los seis esteroles requeridos.
El resultado fue un “superalimento apícola” formulado a partir de esta levadura modificada, cuya composición imita el perfil lipídico del polen natural. Los experimentos controlados revelaron que las colmenas alimentadas con este suplemento mantuvieron su actividad reproductiva durante semanas, incluso sin acceso a flores, mientras que las colonias de control, alimentadas con piensos convencionales, detuvieron completamente la cría.
Estos resultados demuestran que la biología sintética aplicada puede compensar deficiencias ecológicas mediante soluciones moleculares específicas, abriendo una nueva vía para la gestión nutricional de los polinizadores.
Repercusiones ecológicas y apícolas
El impacto del hallazgo trasciende el ámbito experimental. Durante las épocas de escasez floral, las abejas domésticas y silvestres compiten por los mismos recursos, intensificando la presión sobre ecosistemas ya degradados. La disponibilidad de un suplemento rico en esteroles puede reducir esta competencia inter-específica, aliviando la carga sobre los polinizadores nativos y contribuyendo a la conservación de la biodiversidad.
Asimismo, la identificación precisa de las necesidades lipídicas de las abejas abre el camino hacia dietas diferenciadas para obreras, reinas y zánganos, cada una con requerimientos metabólicos específicos. Este enfoque de nutrición personalizada podría optimizar la producción de miel, fortalecer la inmunidad de las colmenas y mejorar su capacidad de adaptación frente a condiciones ambientales cambiantes.
Desafíos técnicos y perspectivas de aplicación
Pese a su promesa, la implementación masiva del superalimento enfrenta varios retos. Entre ellos destacan:
Escalabilidad industrial: producción de esteroles a bajo costo mediante fermentación controlada.
Estabilidad y conservación: asegurar que las formulaciones mantengan su composición lipídica durante el almacenamiento y transporte.
Evaluación ecológica: analizar posibles efectos en la microbiota intestinal de las abejas, en la calidad de la miel y en la dinámica de colmenas a largo plazo.
Adaptabilidad climática: estudiar la eficacia del suplemento bajo distintas condiciones ambientales y florales.
Actualmente se desarrollan proyectos piloto en regiones agrícolas como California, donde la producción de almendras depende casi por completo de la polinización comercial. Los resultados preliminares son alentadores: las colmenas tratadas presentan tasas de cría más estables y una menor mortalidad durante las temporadas sin floración.
El desarrollo de un alimento biotecnológico capaz de sustituir al polen en contextos de escasez constituye un avance sin precedentes en la apicultura científica. Este logro no solo redefine la nutrición de las abejas, sino que también ofrece una herramienta estratégica frente al colapso global de los polinizadores, un fenómeno con implicaciones directas en la seguridad alimentaria y la estabilidad de los ecosistemas agrícolas.
La investigación de Oxford demuestra que la biología sintética, cuando se aplica con fines ecológicos, puede trascender el laboratorio y convertirse en un instrumento clave para restaurar funciones naturales amenazadas por la actividad humana. En un escenario de crisis ambiental global, este enfoque inaugura una nueva etapa de la biotecnología aplicada a la conservación, donde la ingeniería genética no busca dominar la naturaleza, sino reconstruir su equilibrio molecular.
Referencia científica ⬇️
Wright, G. et al. (2025). Synthetic sterol production in yeast enables honey bee brood rearing in the absence of pollen. Nature. DOI: 10.1038/s41586-025-09431-y