Hongos zombificadores: la terrorífica estrategia de los parásitos del Cretácico
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Los zombis no son solo un invento del cine o los videojuegos. La naturaleza, en su infinita creatividad, desarrolló su propia versión de The Last of Us millones de años antes de que los humanos existieran. Un reciente descubrimiento en ámbar ha revelado que los hongos parásitos, capaces de controlar el comportamiento de sus víctimas, ya operaban en la Tierra durante el Cretácico, hace aproximadamente 99 millones de años.
Un fósil de pesadilla: hormigas y moscas bajo control fúngico
Un equipo de científicos en China identificó dos especies de hongos parásitos, Paleoophiocordyceps gerontoformicae y Paleoophiocordyceps ironomyiae, preservados en ámbar mientras infectaban a una hormiga y una mosca. Estos organismos pertenecen al género Ophiocordyceps, conocido por su capacidad para manipular el sistema nervioso de los insectos, convirtiéndolos en auténticos zombis al servicio del hongo.
Este hallazgo, publicado en Proceedings of the Royal Society B, representa la evidencia más antigua de parasitismo por control mental en el registro fósil. El proceso es tan macabro como eficaz: las esporas del hongo invaden el cuerpo del insecto, toman el control de su sistema nervioso y lo obligan a buscar un lugar óptimo para la dispersión de nuevas esporas. Una vez que el huésped muere, el hongo florece en forma de estructuras reproductivas que liberan más esporas al ambiente, perpetuando el ciclo.
La evolución de un depredador silenciosos
Los investigadores sugieren que estos hongos podrían haber comenzado infectando escarabajos antes de dar el salto evolutivo a otros insectos, como hormigas y moscas, hace unos 130 millones de años. Este dato es crucial, ya que indica que la estrategia de zombificación surgió mucho antes de lo que se creía, posiblemente como una respuesta adaptativa en un ecosistema dominado por insectos.
El ámbar, resina fosilizada de antiguos árboles, ha permitido preservar estos momentos con un detalle asombroso. Las muestras muestran no solo el hongo, sino también las estructuras que emergen del cuerpo de los insectos, confirmando que el proceso de infección y esporulación ya estaba perfectamente desarrollado en el Cretácico.
¿Podrían estos hongos infectar a los humanos?
Aunque la idea de un hongo que controle la mente humana parece sacada de la ciencia ficción, los científicos descartan, por ahora, ese escenario. Los Ophiocordyceps actuales siguen especializados en insectos, y la temperatura corporal humana, junto con nuestro sistema inmunológico, actúan como barreras naturales contra este tipo de infecciones. Sin embargo, el hallazgo refuerza la idea de que los mecanismos de parasitismo complejo han existido durante eones, demostrando que la naturaleza siempre ha sido un campo de batalla entre depredadores y presas.
El pasado: un mundo más extraño de lo imaginado
Este descubrimiento no solo amplía nuestro conocimiento sobre la evolución de los hongos parásitos, sino que también nos recuerda que el mundo prehistórico estaba lleno de interacciones biológicas tan sofisticadas como las actuales. El ámbar, una cápsula del tiempo natural, sigue revelando secretos de un pasado en el que los zombis no eran ficción, sino parte de un ecosistema donde la supervivencia dependía de estrategias tan fascinantes como aterradoras.
Mientras la ciencia continúa explorando estos fósiles, una cosa es clara: la naturaleza ya había escrito su propio guión de terror millones de años antes de que el ser humano lo imaginara.
https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rspb.2025.0407