Ornamentación Dental Infantil en el Mundo Maya: Evidencias Bioarqueológicas y Significados Socioculturales

Ilustración generada con Inteligencia Artificial ChatGPT 

Un hallazgo reciente ha transformado la comprensión de las prácticas de modificación corporal en Mesoamérica. Investigaciones bioarqueológicas demuestran que los mayas no solo ornamentaban los dientes de adultos, sino también los de niños, introduciendo incrustaciones de jade en piezas dentales en desarrollo. Este descubrimiento reconfigura el marco interpretativo sobre la relación entre cuerpo, estética y estatus en la civilización maya y revela que estas expresiones simbólicas comenzaban desde edades tempranas.

Modificación Dental en el Periodo Clásico Maya

Durante el Periodo Clásico (250–900 d.C.), la modificación dental fue una práctica generalizada entre las élites mayas y, en menor medida, en sectores comunes de la sociedad. Estudios osteoarqueológicos indican que aproximadamente el 60 % de los individuos adultos presentaban algún tipo de alteración dental.

Estas transformaciones incluían:

Limado y remodelado de los bordes dentales para crear formas geométricas o puntas.

Perforaciones controladas del esmalte para incrustar piedras semipreciosas, principalmente jadeíta, pirita o turquesa.

Uso de cementos orgánicos con propiedades antimicrobianas que prevenían infecciones, una evidencia de sofisticado conocimiento empírico de biocompatibilidad.


La técnica requería un alto grado de precisión, pues el esmalte es el tejido más duro del cuerpo humano. Los artesanos perforaban cuidadosamente la corona dental con herramientas de obsidiana y ajustaban la piedra hasta lograr un encaje perfecto, un proceso que hoy puede compararse con microcirugías dentales.

El Hallazgo en el Museo Popol Vuh

El estudio dirigido por Marco Ramírez-Salomón analizó tres piezas dentales pertenecientes a la colección osteológica prehispánica del Museo Popol Vuh (Universidad Francisco Marroquín, Guatemala). Los especímenes corresponden a:

Un incisivo central superior izquierdo.

Un incisivo lateral inferior izquierdo.

Un canino superior derecho.


Las coronas dentales mostraban incrustaciones circulares de jadeíta verde, finamente pulidas y embebidas en cavidades abiertas en el esmalte. Radiografías convencionales y tomografías computarizadas (CBCT) confirmaron que los dientes estaban aún en formación, lo que permitió estimar que los individuos tenían entre 7,5 y 10 años al momento de la muerte.

Evidencia de Intervención en Vida

El análisis histológico identificó dentina secundaria alrededor de las cavidades perforadas. Este tipo de tejido dentinario se deposita en respuesta al estrés mecánico o traumático para proteger la pulpa dental, lo que constituye evidencia directa de que el procedimiento fue realizado en vida.

Esta conclusión es particularmente relevante porque descarta la hipótesis de ornamentación post mortem propuesta para otros hallazgos aislados, como el de Pusilha (Belice), donde se habían encontrado dientes de leche con jade, pero sin confirmación de modificación intravital.

Aspectos de Salud y Técnica

La perforación del esmalte y la exposición de la cámara pulpar representaban un riesgo significativo de infección y necrosis. Sin embargo, los tres especímenes estudiados no presentaron lesiones cariosas ni signos de patología infecciosa, lo que sugiere una notable pericia técnica y un uso efectivo de selladores orgánicos con propiedades antimicrobianas, probablemente resinas vegetales y bálsamos.

Significado Social, Ritual y Simbólico

La presencia de incrustaciones dentales en individuos infantiles plantea implicaciones socioculturales profundas:

Marcador de estatus social: los niños intervenidos podrían pertenecer a linajes de élite, donde la ornamentación corporal servía para visibilizar su rango desde edades tempranas.

Identidad familiar y ritual: las incrustaciones podrían formar parte de ceremonias de iniciación, consagraciones o ritos de paso que vinculaban al individuo con deidades o ancestros.

Simbolismo del jade: en la cosmovisión maya, el jade se asociaba con el agua, la fertilidad, el maíz y la perpetuidad de la vida. Colocar jade en el cuerpo podía interpretarse como una forma de conferir protección espiritual y de integrar al niño al orden cósmico.


Implicaciones para la Bioarqueología y la Historia Cultural

El hallazgo obliga a replantear la cronología de las modificaciones corporales en Mesoamérica. Se pensaba que estas prácticas se realizaban solo en adolescentes y adultos, vinculadas a la madurez biológica y social. Sin embargo, la nueva evidencia muestra que la construcción de identidad comenzaba en la niñez, lo que amplía la comprensión de los mecanismos de transmisión cultural entre generaciones.

Paralelismo con Fenómenos Contemporáneos

El estudio establece un interesante paralelo con la moda actual de los grillz, adornos dentales de oro o piedras preciosas popularizados en la cultura musical contemporánea. Ambos fenómenos, separados por más de un milenio, responden a un mismo principio antropológico: la búsqueda de distinción, belleza y pertenencia mediante la modificación estética del cuerpo.

El hallazgo de incrustaciones dentales infantiles en el Museo Popol Vuh constituye la primera evidencia bioarqueológica confirmada de esta práctica en niños mayas. Su relevancia trasciende lo anecdótico: revela un entramado simbólico en el que el cuerpo se convierte en soporte de identidad social y religiosa desde la infancia. Este descubrimiento redefine los límites de la arqueología dental mesoamericana y conecta el pasado con fenómenos culturales vigentes, mostrando que el deseo de ornamentar el cuerpo es tan antiguo como la civilización misma.

Referencia ⬇️ 
Ramírez-Salomón, M. et al. (2025). Jade e incrustaciones dentales entre los mayas: evidencia de intervención en vida en individuos infantiles. SSRN. Disponible en: https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=5204571