La Peste de Justiniano y la Evidencia Genética de Yersinia pestis: Un Hito en la Arqueogenómica de las Pandemias

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La denominada peste de Justiniano constituye uno de los episodios epidemiológicos más relevantes de la Antigüedad tardía. Entre los años 541 y 750 d.C., esta serie de oleadas pandémicas afectó de forma drástica al Imperio Bizantino, provocando un declive demográfico, alteraciones profundas en la economía y reconfiguraciones políticas de largo alcance. Las fuentes primarias —crónicas de Procopio de Cesarea, Juan de Éfeso y otras— describen con detalle los síntomas, la velocidad de propagación y el impacto social de la enfermedad. Sin embargo, durante siglos faltó la pieza clave que confirmara de manera definitiva el agente etiológico responsable de aquella crisis sanitaria.

Un reciente estudio interdisciplinar ha zanjado este debate histórico al identificar, mediante técnicas de ADN antiguo, la huella genética de Yersinia pestis —bacteria causante de la peste bubónica— en restos humanos hallados en Gerasa (actual Jerash, Jordania). Este hallazgo no solo confirma la etiología de la pandemia, sino que constituye la primera evidencia biológica directa de la plaga dentro del núcleo del Imperio Bizantino.

Gerasa como Contexto Arqueológico

Gerasa, una de las ciudades más prósperas de la Decápolis romana, ofrece un marco arqueológico privilegiado para el estudio de la peste. Las excavaciones recientes en su antiguo hipódromo han revelado enterramientos masivos, interpretados como consecuencia de un evento de mortalidad catastrófica.

De estos contextos funerarios se recuperaron ocho dientes humanos en estado de conservación suficiente para el análisis paleogenómico. Los dientes, debido a su estructura dentinaria y pulpar, son reservorios ideales para la preservación de ADN microbiano incluso después de siglos de enterramiento.

Metodología: Paleogenómica y Secuenciación Dirigida

El equipo de la University of South Florida (USF) y la Florida Atlantic University (FAU) aplicó técnicas de captura de ADN y secuenciación masiva para recuperar fragmentos genómicos de Y. pestis. Posteriormente, se reconstruyeron genomas completos que fueron sometidos a análisis filogenéticos comparativos con cepas antiguas y modernas de la bacteria.

Los resultados mostraron que las cepas halladas en Gerasa eran casi idénticas entre sí, lo que indica un evento epidémico agudo y altamente transmisible en la población urbana. Este patrón genético concuerda con descripciones históricas de muertes masivas en un corto periodo de tiempo, y constituye una prueba directa de la circulación de Y. pestis en el Levante durante el siglo VI.

Cronología Molecular y Contexto Histórico

La datación radiocarbónica de los restos, combinada con la cronología estratigráfica, sitúa el evento entre los años 550 y 660 d.C., en plena primera ola de la peste de Justiniano. Esta cronología molecular refuerza la correlación entre los hallazgos arqueológicos y los registros históricos que narran el impacto de la pandemia en el reinado de Justiniano I (527–565 d.C.).

El análisis ofrece así un marco temporal preciso que ayuda a contextualizar fenómenos socioeconómicos como la contracción poblacional, el descenso de la producción agrícola y las dificultades fiscales que aquejaron al Imperio Bizantino en las décadas posteriores.

Reservorios Zoonóticos y Dinámica de Reemergencia

Un hallazgo clave de la investigación es la confirmación de que las pandemias históricas de peste no derivaron de una única cepa ancestral mantenida de forma continua, sino de reemergencias sucesivas a partir de reservorios animales. Esto implica que Y. pestis ha circulado de manera críptica en poblaciones de roedores y otros hospedadores durante milenios, reintroduciéndose en poblaciones humanas en distintas épocas.

Este patrón contrasta con epidemias virales recientes, como la de COVID-19, en las que se observa un ciclo de transmisión sostenido entre humanos. En el caso de la peste, la recurrencia depende de factores ecológicos, climáticos y de movilidad que facilitan el contacto entre humanos y reservorios silvestres.


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Relevancia Epidemiológica Contemporánea

Aunque las grandes pandemias de peste medieval han quedado en el pasado, la enfermedad no ha sido erradicada. Casos esporádicos siguen registrándose en Asia, África y América, lo que demuestra que Y. pestis continúa presente en nichos ecológicos específicos. Este hallazgo subraya la importancia de programas de vigilancia epidemiológica global y de sistemas de alerta temprana para prevenir reemergencias.

La investigación también ofrece un modelo metodológico para estudiar otras enfermedades históricas, combinando arqueología, genética y epidemiología para reconstruir la historia natural de los patógenos.

Proyecciones y Futuras Investigaciones

El equipo de investigación planea extender su trabajo a otros yacimientos clave, como Venecia y Lazaretto Vecchio, con el fin de seguir la evolución genómica de Y. pestis a lo largo de la Edad Media y establecer vínculos con la Peste Negra del siglo XIV. Este enfoque longitudinal permitirá comprender mejor las rutas de dispersión y las adaptaciones microbianas que facilitaron su persistencia y letalidad.

El hallazgo de ADN de Yersinia pestis en Gerasa constituye un hito para la historia de la medicina y la arqueogenómica. Permite cerrar una brecha historiográfica de siglos, confirma la etiología de la peste de Justiniano y proporciona datos cruciales sobre la dinámica de las pandemias premodernas.

Más allá de su importancia para la historiografía bizantina, este estudio actúa como recordatorio de que los patógenos emergentes y reemergentes siguen representando una amenaza latente. Entender cómo interactúan factores biológicos, ecológicos y sociales en la génesis de las pandemias es esencial para la prevención de futuras crisis sanitarias globales.

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