La aorta como detonante del envejecimiento sistémico: un nuevo paradigma desde la proteómica humana
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Durante décadas, el envejecimiento ha sido conceptualizado como un proceso gradual, acumulativo y relativamente homogéneo que afecta a todos los órganos del cuerpo humano por igual. No obstante, recientes avances en el campo de la biología molecular han comenzado a erosionar esta visión clásica. Un estudio pionero publicado en la revista Cell por un equipo liderado por el profesor Guang-Hui Liu, del Instituto de Zoología de la Academia China de Ciencias, propone un cambio radical en esta perspectiva: el envejecimiento no ocurre de forma uniforme. Algunos órganos inician su deterioro antes que otros, y este deterioro puede incluso desencadenar procesos de envejecimiento en el resto del organismo.
Un mapa proteómico del envejecimiento humano
El estudio mencionado constituye el primer atlas proteómico a gran escala del envejecimiento humano. Mediante el análisis de muestras de tejidos post mortem de 46 donantes humanos sanos, con edades comprendidas entre los 20 y los 80 años, el equipo científico cuantificó más de 17.000 proteínas en 25 órganos distintos, incluyendo corazón, cerebro, pulmones, hígado, riñones, bazo y glándulas suprarrenales, entre otros.
La proteómica —disciplina centrada en el análisis global de proteínas— proporciona una visión más dinámica que la genómica, al reflejar directamente las funciones celulares activas y sus alteraciones en el tiempo. En este contexto, los investigadores identificaron cambios proteómicos específicos relacionados con la edad y trazaron una curva de deterioro molecular que varía según el órgano.
La aorta: epicentro precoz del envejecimiento
Entre todos los órganos analizados, la aorta —la arteria principal del cuerpo humano— destacó como el tejido que exhibe las fluctuaciones moleculares más precoces y pronunciadas a partir de los 30 años de edad. Este hallazgo convierte a la aorta en el órgano sentinela del envejecimiento sistémico.
El análisis reveló una alteración significativa en proteínas específicas, particularmente en GAS6 (Growth Arrest-Specific 6), una glicoproteína conocida por participar en la supervivencia celular, la coagulación y la inflamación. La elevación temprana de GAS6 sugiere que la aorta no solo envejece antes, sino que además emite señales bioquímicas que podrían inducir deterioro en otros órganos, funcionando como un núcleo regulador del envejecimiento sistémico.
Red de comunicación interorgánica
Los resultados del estudio también implican a otros órganos en las fases iniciales del envejecimiento, especialmente el bazo y las glándulas suprarrenales. Estas estructuras pertenecen al sistema inmunológico y al sistema endocrino, respectivamente, lo que permite inferir una interconexión funcional entre la inmunosenescencia, el envejecimiento vascular y el desequilibrio hormonal.
Este enfoque sistémico rompe con la visión reduccionista de estudiar el envejecimiento como un proceso independiente en cada órgano. En cambio, propone un modelo basado en circuitos moleculares y bioquímicos interconectados, donde los órganos no solo envejecen, sino que se influencian mutuamente a través del plasma, las citoquinas y proteínas circulantes.
Implicaciones terapéuticas y biomarcadores clave
El carácter temprano y sistémico del envejecimiento vascular tiene importantes implicaciones para la medicina traslacional. La identificación de biomarcadores proteicos asociados al envejecimiento prematuro, como GAS6, plantea nuevas oportunidades para el desarrollo de terapias dirigidas, incluyendo:
Intervenciones farmacológicas que modulen la expresión de proteínas envejecedoras en la aorta.
Terapias génicas o epigenéticas destinadas a restablecer el equilibrio proteico en órganos clave.
Biomarcadores diagnósticos para evaluar la edad biológica de los pacientes más allá de su edad cronológica.
Este enfoque abre la puerta a una medicina preventiva de la longevidad, orientada no solo a prolongar la esperanza de vida, sino a preservar la función orgánica integral desde las primeras décadas de la vida adulta.
El estudio proteómico liderado por Guang-Hui Liu constituye una revolución conceptual en la biología del envejecimiento. La aorta, tradicionalmente vista como un simple canal de transporte hemodinámico, emerge como un órgano central en la cronología del deterioro molecular humano. La caracterización de su rol como emisor temprano de señales envejecedoras redefine las estrategias terapéuticas y preventivas del futuro.
La comprensión del envejecimiento como un fenómeno comunicacional y sistémico —donde los órganos interactúan mediante redes moleculares— representa un cambio de paradigma con profundas implicaciones para la biología, la medicina personalizada y la investigación clínica.
Referencias científicas ⬇️
Liu, G. H., et al. (2025). Human multi-organ proteomic atlas reveals age-associated signatures and inter-organ communication. Cell, DOI: 10.1016/j.cell.2025.06.023
Guang-Hui Liu — Perfil científico, Chinese Academy of Sciences